Perteneciente al género de Realismo Fantástico en esta novela llega a nosotros la vida de Tita y su familia, mostrando la dinámica y tradición familiar en pleno México revolucionario.
Parte importante en la estructura es la importancia y relevancia que da a la cocina mexicana, compartiendo no solamente las recetas de diversos capítulos, sino mezclando la importancia de las emociones y cómo éstas se relacionan tan íntimamente con el proceso de cocción, la forma en que los sentimientos y estados anímicos logran influir y llegar hasta los alimentos, animando o desanimando un buen plato.
Entre recetas y comida, podemos descubrir a cada uno de los personajes y la inquietante educación represiva de la que eran objeto las mujeres.
A pesar de ello la autora muestra el perfil de mujeres fuertes que no se conforman y buscan su independencia y dirigir el rumbo de su vida a pesar de las circunstancias, como en el caso de Tita y Gertrudis.
También vemos personajes femeninos que una primer impresión podrían parecer simplemente las villanas de la historia; pero cuando se les contextualiza, es posible apreciarlas como la parte resiliente, las que en quizá su ingenuidad aprenden a transigir con las costumbres y la tradición, intentando representar la fortaleza, protección y dedicación a la conservación de la familia, como mamá Elena y Rosaura, mujeres que también han reprimido sus emociones y posibles sueños.
Sin duda una bella pieza de la literatura mexicana que se ha ganado formar parte de los clásicos. Desde la construcción de los personajes hasta la estructura de la propia narración y sin duda el deleite gastronómico que ofrece con el desfile del recetario mexicano.
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