"Las brujas" Roald Dahl
Para
comenzar es un libro que simplemente no se puede soltar.
Roald
Dahl, autor de “Las brujas” nació en 1916 en Gales, Reino Unido; de padres
noruegos y habiendo muerto su padre cuando tenía tres años la educación a la
que fue sometido en Inglaterra provocaba que sus vacaciones veraniegas en
Noruega fuesen “largamente esperadas”.
Estos
pequeños episodios pueden verse reflejados en “Las brujas”; precisamente con la
muerte de los padres del protagonista y que es justamente lo que permitirá la
construcción de esta historia.
Aunque
la narración es en primera persona, la voz del protagonista, desconocemos su
nombre y tan solo se nos presenta lo estrictamente indispensable para
comprender el contexto de la historia: nacido en Inglaterra, de padres
noruegos, quienes mueren en un accidente, siendo el motivo por el que el protagonista
se muda a vivir con su abuela.
La
historia se desarrolla en como “la abuela” del protagonista le cuenta sobre la
existencia de las brujas, diciéndole cómo ha de aprender a reconocerlas y
además contándole tétricas historias de lo que estos seres son capaces de hacer
a los niños.
Y
es justo un cambio en los planes de los protagonistas lo que llevará a este
pequeño a enfrentarse no solo a un grupo de brujas con las que ha coincidido,
sino a toparse frente a frente con la “Gran Bruja” a la que nadie conoce ni
sabe cómo derrotar; y, aunque sufre una particular transformación el
protagonista demostrará precisamente a raíz de este cambio muchas habilidades,
las que, con ayuda de su abuela, le permitirán librar esta batalla en contra de
las brujas de Inglaterra.
Hay
también una serie de diálogos que resultan bastante divertidos y que desde
luego le dan impulso a la historia, pues como se comentó, ésta provoca ir
avanzando capítulo a capítulo.
Los
personajes son simples y no se nos da en realidad información sobre ellos, sin
embargo, esta ambigüedad es lo que permite al lector desarrollar con gran
imaginación a los personajes, el que no esté todo dicho, ni sea tan descriptivo
el autor, es precisamente lo que hace al lector llenar esos huecos.
El
hecho de que tampoco la historia se desarrolle en una época específica permita instalarla y adaptarla a cualquier
momento, ya sea hace cincuenta años o en la actualidad.
Aunque tradicionalmente es una lectura ubicada en la categoría infantil-juvenil, la realidad es que puede ser leída y disfrutada a cualquier edad, sobre todo para los que pretenden incursionar en el género de horror, sin duda “Las brujas” es uno de los títulos ideales para hacerlo, pues a través delas descripciones de las propias brujas, así como las historias acerca de su relación con los niños podrá provocar cierta aversión y ligeros escalofríos, pero éstos son compensados con aquellas pequeñas anécdotas y diálogos que dan esa ligereza al texto.
Para
concluir, es importante hacer notar como el autor hace énfasis en las
relaciones familiares, como el apoyo familiar y la solidez de éstas provoca
seguridad y confianza en los niños a pesar de las circunstancias, además de
incitar a establecer una constante comunicación entre los niños y los adultos
que se encarguen de ellos, concediendo también a los niños el que se les trate
con respeto y sin menospreciar su inteligencia para tratar con ellos
determinados temas, además de insistir en el cuidado de los mismos y su
protección por encima de todo y ante momentos violentos.
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